Es muy sencilla, y si os gusta os la podéis poner una o dos veces a la semana.
Cocéis una patata pequeña y la aplastáis con un tenedor. Añadís leche poco a poco para conseguir que la pasta tenga una textura cremosa y así poder aplicarla fácilmente sobre la cara y que no se caiga, y finalmente añadís la cúrcuma. Procurad no echar demasiada cúrcuma, que aunque es estupenda puede dejar la piel amarilla y luego tarda en irse el color, una punta de cuchillo de cúrcuma es suficiente
Si veis que con la consistencia que os ha quedado se cae, no pasa nada, os sugiero que provechéis para tumbaros relajaros un ratito.
Esta mascarilla va mejor para pieles grasas, si queréis probarla y tenéis la piel seca podéis añadir unas gotas de aceite de almendras.
Y otra sugerencia: también es perfecta para las manos secas (con el aceite de almendras), estropeadas o con manchas.
¡Buen fin de semana!
Me la anoto para probarla.
ResponderEliminarGracias.